Es difícil creer que una persona que está sonriendo y funcionando tan bien se encuentra en depresión. Pero, es posible, y la psicóloga Laura Cáceres nos ayuda a detectar los signos y saber acompañar a quien la padece.
Una persona deprimida suele mostrarse triste y desinteresada. La depresión sonriente, por otro lado, es un tipo de depresión que se ve feliz por fuera, pero en realidad experimenta dolor por dentro.
“Tendemos a relacionar la palabra sonrisa con felicidad, sin embargo, existen personas que pueden sonreír, vivir momentos alegres y aun así tener sentimientos autodestructivos. Esta condición se considera una depresión atípica, ya que no cumple con todos los criterios para que una persona sea diagnosticada con depresión mayor”, explica la psicóloga Laura Cáceres.
Los que padecen depresión sonriente saben enmascarar su estado de ánimo real por detrás de falsas muestras de felicidad. Así también, porque muchas veces, son personas que no tienen ningún motivo aparente para estar tristes, ya que pueden ser exitosas, tener un buen trabajo, una casa, amigos, pareja e hijos.
Pero, ¿por qué podría ser más peligrosa? La especialista en salud mental menciona que es más difícil percibir a una persona que en apariencia se encuentra bien y en realidad está deprimida. “Al no reconocer la enfermedad, tardan mucho más en buscar ayuda. Les cuesta identificar las emociones, incluso pueden no darse cuenta de que están deprimidas, actúan en ‘automático’. Tienen la capacidad y la fuerza para continuar con sus actividades diarias”, señala.
La depresión sonriente es considerada más peligrosa porque pasa desapercibida. Afecta negativamente la salud mental de una persona, incluso presenta un mayor riesgo de suicidio.
Una depresión sigilosa
Puede ser difícil para el entorno detectar los signos de la depresión sonriente porque se caracteriza por ser sigilosa. Si bien la tristeza prolongada es el síntoma más dominante de la depresión, todos experimentamos de manera diferente y hay síntomas variados como: la irritabilidad, ansiedad, miedo, enojo, desesperación, rumiación, fatiga y desesperanza.
Cáceres indica que si se trata de la depresión sonriente, puede manifestarse como una mejora temporal en el estado de ánimo en respuesta a buenas noticias o momentos positivos como recibir el mensaje de un ser querido o la felicitación de un jefe, pero después vuelve a sentirse decaída.
“Como aumenta su apetito, tiende a subir de peso; duerme demasiadas horas y aún así sigue sintiendo sueño durante el día; y tiene sensación de aplomo y pesadez en brazos y piernas durante distintos intervalos de tiempo en un día. Es susceptible a la crítica y al rechazo, lo que puede afectar las relaciones personales y laborales, ya que se muestran más irritables”, describe.
Según estudios, la depresión sonriente es una tendencia en aumento que afecta mayormente a personas de edad media. “Son más propensas a padecer las personas perfeccionistas, ya que toleran peor los fallos. Así también las que no reconocen su vulnerabilidad, las que racionalizan sus síntomas, las que tienen expectativas elevadas, las que hacen juicio negativo de sí mismas y las que tienden a tener baja autoestima”, comenta.
Y agrega: “También suele presentarse en aquellas que tienen niveles de estrés elevados, las que tienen pobre identificación de sus emociones, las que cuentan con un estilo de personalidad complacientes, las que no tienen sentido o propósito de vida o anticipan el fracaso para sí mismas”.
¿Cómo combatir con la depresión sonriente?
Si bien es difícil de ser detectada porque estas personas disimulan sus síntomas con éxito. La psicóloga menciona que una vez que acuden a psicoterapia, el tratamiento para este tipo de trastorno es muy similar al de la depresión mayor y en función a la gravedad del caso puede incluir tratamiento farmacológico.
“La terapia psicológica les permiten aceptar la situación, aprender a reconocer y expresar sus emociones y a utilizar técnicas de afrontamiento para manejar su estado de ánimo, el perfeccionismo y la rigidez, para llevar una vida plena en base a sus propios valores”, destaca.
No es una condición médica ampliamente reconocida ni clasificada oficialmente en el DSM-V (Manual de Diagnósticos y Estadísticos de Trastornos Mentales), pero es posible desarrollarla y debemos estar alerta.
Acompañar a una persona que la padece
Algunos consejos de la psicóloga son: escuchar y acompañar sin juzgar, validar sus sentimientos y emociones con frases como “es normal que tengas días difíciles, pero contás con mi apoyo”. También insta a ser comprensivos y pacientes con el ritmo de la persona, y a no imponer lo que creemos mejor para la persona en ese momento.
“Comprender que la depresión es una enfermedad y que no se trata de carácter o personalidad. Transmitir apoyo y esperanza, hacerle llegar el mensaje de que no está solo”, concluye.
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